domingo, mayo 10, 2009

PATALETAS LOZANAS

El triunfo es efímero, goloso, escaso y con un elevado precio el cual muchos no están dispuestos a pagar.

Algo parecido es lo que le ocurre a Carlos Lozano, presentador y modelo que gracias a su mirada de conquistador y cuestionados hoyuelos enamoró a gran parte de las madres españolas que lo deseaban como yerno ideal.

A mediados de los noventa, después de triunfar en pasarelas internaciones, la moda, siempre en constante evolución en cánones de belleza y prototipos estéticos se desinteresó en el muchacho. Pero esto no ocasionó problema alguno en la vida de Carlos, ya que supo reinventarse y reciclarse con acierto para adentrarse en el caprichoso mundo de la televisión.

Fue en este medio en el que se desenvolvió con soltura en concursos varios, programas de corte familiar y galas musicales de dudoso gusto y elegancia. Pero si hubo un año importante para el presentador madrileño, ese fue el 2001.

Un año en el que le encargaron un programa blanco y veraniego titulado “Vaya Tela”. Un programa que rivalizaba a habitantes de diferentes pueblos españoles y que se presentaba como un programa que amenizaría las noches de los españoles. La realidad fue un poco más cruda y después de dos emisiones fue retirado de las pantallas del ente público. Un disgusto para el presentador que fue recompensado meses después con la asignación de otro desconocido programa que él mismo conduciría titulado: Operación Triunfo.

Carambolas de la vida, el presentador llegó al programa que más satisfacciones le ha dado al ente público, a Gestmusic, a la industria musical de este país, a Eurovisión y muchas de las cadenas internacionales que compraron ipso facto el formato que rompía moldes y audímetros en España.

También cabe recordar que el joven no a gusto con el éxito en la pequeña pantalla tuvo más inquietudes y se adentró en el mundo de la interpretación. De esta forma llego a tocar techo en el mundo del cine cuando el mismísimo Pedro Almodóvar le dio un pequeño papel en su oscarizada “Todo sobre mi madre”.

Retomando el tema OT cabe destacar que tras tres ediciones el programa fue perdiendo fuelle, y con él, su presentador que empezó a perder interés mediático. Sus escándalos amorosos con su pareja y madre de su hija, la cual conoció cuando esta era azafata de uno de los formatos que él presentaba fueron el único motivo por el cual reclamar al presentador a los medios de comunicación.

Sin comerlo ni beberlo, el pasado viernes Carlos Lozano reapareció en televisión. Y no como presentador precisamente. Esta vez acudió en calidade de invitado en DEC para relatar y denunciar públicamente, de forma cruda y contundente la forma “denigrante” en la cual le había tratado TVE.

Su actitud fue soberbia, endiosada y victimista. El hombre alegaba ser victima de un complot, de un inexplicable veto que lo impedía trabajar en televisión cuando la gente lo reclama en la calle, “suplicándole” que volviera al medio.

Cierto es que la gente de la calle, al fin y al cabo es público objetivo, es el target al cual se dirigen muchos programas y a fin de cuentas quien decide que esté o no esté en el medio. Ya se sabe, el pueblo es soberano, y el pueblo es quien consume TV. Pero lo que no sé si conoce el señor Lozano es que el público de a pie, lo mismo venera y muestra alabanzas a Carmen de Mairena, a Paquirrín, a un gran cantante como Raphael o al mismisimo Caudillo. El pueblo idolatra todo aquello que sale en televisión, ya sea una lata, que un personaje de dudosa calidad y capacidad artística.

24.000 € era lo que pagábamos los ciudadanos contribuyentes de este país para que el muchacho presentara cada gala del exitoso programa. Hoyuelitos, más chulo y endiosado que nunca llegó a decir que él aportaba una audiencia y debía ser recompensado por ello. Qué él lo valía y que jamás rebajaría su caché. Sí, confirmado. Yo también creo que son comentarios de una persona que se considera “humilde y modesta”.

Vamos a ver, Lozano. Si quien aporta éxito y audiencia al programa eres tú, ¿por qué la audiencia fue decayendo edición tras edición en TVE? ¿Qué pintaban en el concurso algo llamado “concursantes” si eras tú quien daba prestigio y éxito al formato?...

Las modas son pasajeras, los rostros también, y cómo anteriormente dije, el pueblo es soberano y quien consume finalmente los productos y rostros televisivos que cree atractivos (no hablo de calidad).

Carlos Lozano gustó, pero ya no gusta. Quien tuvo, retuvo. Eso dice el dicho popular, pero hay que saber encajar con diplomacia la derrota, y es a lo que parece que no se resigna el presentador.

Hay que aceptar que la fama no dura eternamente, Lozano. Grandes presentadores como Mayra Gómez Kempt, Jordi Estadella, Constantino Romero o Consuelo Berlanga quedaron en la caja del recuerdo, sabiéndose adaptar y adecuar con elegancia y profesionalidad a un segundo plano dando paso a las nuevas ideas, formatos innovadores y caras nuevas. Sin pataletas de ningún tipo. Sin buscar culpables. Eso es ser un profesional humilde.

Parece mentira que el señor Lozano aún no sepa que la televisión es pan para hoy y hambre para mañana, y que nadie es imprescindible en este mundo, pero bueno, dejemos al presentador que siga buscando culpables, manos negras y explicaciones en vez de aceptar su derrota y darse cuenta por tanto de que es un producto que no gusta y en definitiva un juguete roto de la televisión…

El éxito depende de muchos factores, y en televisión nunca se sabe cómo acertar. Si hubiera una formula exacta, los bancos se convertirían en productores de televisión y sería todo una apuesta sobre seguro, pero la cosa no funciona así.

El propio Jaime Cantizano que presenció las "humildes" palabras de Lozano miraba atonito a lo que decía Mister Hoyuelos. Y seguramente estaría pensado que si el éxito dependiera unicamente del presentador, cuales serían las razones por las cuales no triunfaron programas suyos como "En Antena", sus "3 deseos" junto a Eva Gónzalez y Aitor Trigos, o su última incursión en las tardes de Antena3 con "A 3 Bandas" junto a María Patiño, cuando cada noche de viernes, y a lo largo de seis años lleva llevandose el gato al agua respecto a la audiencia televisiva...

Entonar el mea culpa, el ser consciente de donde se está en cada momento y tener los pies en la tierra parece ser algo que no enseñaron a este presentador endiosado, cansino y ególatra… Lastima por él.

Diego de la Viuda

1 comentario:

Anónimo dijo...

yeah. good ))